InakiLancelot
  Pride
 

QUEREMOS PAN SÍ, PERO TAMBIÉN ROSAS 

«Pride»
Director: Matthew Warchus
Nacionalidad: Reino Unido
Intérpretes: Bill Nighly, Imelda Staunton, Dominic West, Andrew Scott
Estreno: 19/3/15

Lawrence, Massachussets, marzo de 1908. Manifestación de quince mil obreras del textil con la inscripción “Queremos pan, y también queremos rosas”. El nacimiento de un movimiento sindical genuinamente femenino, recogido prodigiosamente por James Oppenheim, en su poema “Pan y rosas”, publicado primero en prensa, en The American Magazine en 1911 y posteriormente, en el libro recopilación de 1915 “Un grito por la justicia, antología literaria del movimiento social”, de Upton Sinnclair.

Nueva York, 28 de junio de 1970. Celebración de la primera marcha del orgullo gay, también celebrada el mismo día en Los Angeles y Chicago. Comienzo de un evento de periodicidad anual, que reivindica la equiparación de derechos entre homo y heterosexuales.

Reino Unido, noviembre de 1984, mediada la segunda legislatura de Margaret Thatcher a quien aún le quedaría una más para completar su obra. Ante el anuncio del cierre de minas, se inicia una huelga de larga duración en la industria del carbón, con especial seguimiento en los condados de Kent y Yorkshire y en el sur de Gales.

Londres, 1984. Amainada la intensidad de la explosión del punk ya casi diez años antes, la ciudad vive inmersa en una efervescencia musical arrolladora. Surgen diariamente oleadas de bandas y movimientos musicales de vida efímera que atraen seguidores en toda Europa. Londres se convierte en el centro de la creatividad juvenil, el lugar donde se cuece lo importante. Entre los grupos triunfadores aparece la inquietud política, encauzada a través del movimiento Red wedge, capitaneado por Billy Bragg, Communards (aquel su segundo LP llamado Red, cuya portada era totalmente roja) y Paul Weller, unidos con la firme intención de acabar con el gobierno del Partido Conservador. Infructuosamente.

De los cuatro mimbres anteriores se vale el británico Matthew Warchus para armar esta fantástica película a la que dota de un magnífico acompañamiento musical gracias a su experiencia como director de musicales en el West End londinense y en Broadway. El segundo film, dieciséis años después del primero, de este muy reputado director teatral.

Según se relata, el afán de la dama de hierro por ahogar la huelga de los mineros trajo como consecuencia no deseada por la mentora el hermanamiento (no es el sindicato, es The union) entre colectivos inicialmente dispares. Entre ellos destacó el apoyo económico, con recogida de suculentas colectas, por parte de los activistas homosexuales a favor de los mineros en huelga.

«Pride» comienza y termina con dos canciones emblemáticas del movimiento obrero anglosajón. “Solidarity for ever” (Ralph Chaplin, 1915) interpretada por Pete Seeger y “There is power in a union(Joe Hill, 1913), por Billy Bragg. En el centro de la trama, en el momento culminante de emotividad desbordante, un coro abrasa los sentidos con su interpretación del “Pan y rosas”. Lleva la voz principal una jovencísima Bronwen Lewis, oriunda de Onllwyn, el poblado minero en Gales donde se sitúa esta historia.

En esta escena, la cámara circula por los rostros de su reparto coral, mientras el espectador comprende a cada uno de ellos y se contagia de su emoción. Alcanzar semejante meta no está al alcance sino de un gran director que ha creado personajes sólidos y perdurables y de un grupo de intérpretes espléndidos.

Un director que capta y refleja la energía del momento: las ganas de vivir, de disfrutar y rebelarse de una juventud urbana, la londinense, que descubre sus lazos con el Gales rural. Como también la perplejidad y el horror ante la llegada de una enfermedad terriblemente depredadora como el sida.

Que en la faceta más social ensalza los valores de quien toma el papel de líder, recuerda la división familiar causada en la época por la asunción de la homosexualidad por un hijo. Y, finalmente, a modo de homenaje presenta a un personaje con la línea “My name’s Joe”, título exacto del precursor Ken Loach.

Y que evoca el centro neurálgico de todo aquel movimiento musical en el barrio de Camden. La emblemática sala Electric Ballroom donde actuaron Bronski Beat, Communards, Frankie goes to Hollywood, Pet shop boys, Style council,… Quienes conforman una banda sonora espectacular.

Una gran película. Que emociona y moviliza. El buen cine vive. Victory to the good filmakers.

Inaki Lancelot

 
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