LA TRISTEZA EN UNA SOCIEDAD INJUSTA
«La teta asustada»
Directora: Claudia Llosa
Nacionalidad: Perú – España
Intérpretes: Magali Solier, Marino Ballón, Susi Sánchez
Estreno: 13/2/9
Frente a tanta alegría real o impostada, frente a la maravillosa felicidad, existe un atrayente abismo interior en el que acunarse, un oscuro pozo en el que sumirse en pos de un reposado malestar.
El atractivo de la autodestrucción no es monopolio de una determinada clase social, de una franja de edad o de una procedencia geográfica. Salpica a todos. Ni siquiera los más sanos pueden sentirse seguros de no verse afectados en algún momento de su futura existencia.
Ahora bien, existen condicionantes que dificultan en gran manera esquivar la tentación. Haber nacido en Perú, en la cordillera andina en los años 80, es uno de ellos. Pertenecer a alguna de aquellas familias diezmadas por el ataque de los autoerigidos salvadores de “Sendero Luminoso” o haber sobrevivido para luego padecer la agresión de los ejércitos que deberían haberlos defendido resulta canallesco.
Hace ya unos años acabó aquel doble exterminio del que parte Claudia Llosa en su segundo film “La teta asustada” para presentarnos a una huérfana de aquella tragedia. Una mujer temerosa, incapaz tanto de estar sola como de celebrar en compañía. Que desconoce el alfabeto y, peor aún, un camino que la aparte de la zozobra absoluta.
La trama principal no discurre en el paisaje de los años 80, y esta es, quizás, la mayor desgracia. El Perú interior actual es tan mísero como reflejan las imágenes. No estamos contemplando estampas de siglos anteriores sino la situación presente. Un mundo rural extremadamente árido al que apenas ha llegado la máquina de vapor, donde son necesarios esfuerzos titánicos para alcanzar la fuente de agua, y la mejor ayuda para el arado es una recua de mulas. Y de fondo ese silencio propio de la época pre-industrial.
Continuando una trayectoria que comenzó con “Madeinusa”, la directora peruana está realizando una labor encomiable de divulgación de la realidad de su país. Con una carga de profundidad y una sinceridad que nunca podrá alcanzar un informativo televisivo. Con ese valor artístico y sociológico de las grandes obras literarias. Por ello obtuvo el Oso de Oro del último Festival de Berlín, al tiempo que Magaly Solier recogía el galardón de mejor actriz por su excelente interpretación de la joven asustada.
Obras arriesgadas que no buscan la risa fácil del público ni tranquilizarlo con un final feliz. Obras que producen espectadores comprometidos.
Inaki Lancelot