InakiLancelot
  The grand seduction
 

UNA SOLUCIÓN PETROQUÍMICA PARA EL MUNDO RURAL

«The grand seduction»
Director: Don McKellar
Nacionalidad: Canadiense
Intérpretes: Brendan Gleeson, Gordon Pinsent
Estreno: 19 de setiembre de 2014

«La gran seducción» recrea a partir de un argumento de anécdota breve, la decadencia del mundo rural y de un estilo de vida sencillo en el que el tiempo no es tanto un artículo de lujo como una posible fuente de alimento anímico sumamente abundante.

Conviene darle tiempo de reposo a esta película una vez vista, pues bajo la apariencia de una comedia más bien simple con cierto aire de «Bienvenido Mr. Marshall», subyace un canto vital tan contenido en lo formal como enérgico en lo que desea transmitir.

Y ¿qué desea comunicar? La necesidad del trabajo para la autoestima y la socialización. Que haya habitantes suficientes en un área, una masa crítica que evite su extinción. La presión que el mundo urbano está realizando sobre el rural. La soledad en la estructura imperante en la gran ciudad, la involución humana que sigue a la evolución tecnológica cuando un cajero automático sustituye a una sucursal bancaria…

«La gran seducción» está rodada en un entorno de belleza apabullante, en la península Bonavista de Terranova, y contiene una serie de imágenes de gran poderío visual. Como la exhibición de la majestuosa humanidad del gran Brendan Gleeson sobre los tejados de su muy orgulloso pueblo pesquero. Como la mirada que el protagonista dirige al barco que abandona el puerto, sellando el declive de su mundo.

Don McKellar desea no incurrir en maniqueísmo y no presenta al grupo aborigen como buenos derrotados por la barbarie, sino que ilustra sus ruindades y disputas, mientras uno les va tomando cariño.

Adicionalmente, aparecen semillas universales del cohecho, como la seducción fiscal de que son objeto las grandes multinacionales, quienes dan a elegir entre el cuidado medioambiental y del anterior medio de riqueza (en este caso la pesca) que vienen acompañados por el abandono económico o un rescate inversor. En clave de parodia, se presenta también el posible contenido real en las negociaciones que lleva a cabo un magnate (aquí petroquímico) para instalarse en un lugar en retroceso.

Inevitablemente, el film cuenta con algunos defectos. Quizá por exigencia del guión original y para ganarse a cierto público (pues es un remake de otra cinta también canadiense de 2003) introduce a un joven y atractivo médico, triunfador esteticista de ¡¡29 años!! Lo cual, visto desde aquí, es una incongruencia similar al romano que porta reloj en un peplum.

Por último, una vez expuestos los extremos supervivencia - medioambiente, se muestra equidistante entre ambos, como no queriendo herir al poder establecido. No digo que tenga que ser un film de denuncia. Digo que quizá lo era hasta se preguntó por su propia financiación.

Inaki Lancelot

 
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