InakiLancelot
  Tarde para la ira
 

ALTA TENSIÓN 

«Tarde para la ira»
Director: Raúl Arévalo
Nacionalidad: Española
Intérpretes: Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Manolo Solo
Fecha de estreno: 9/9/16

Raúl Arévalo dirige su primer largometraje tras protagonizar una veintena de películas, destacando primero su comicidad en «Azuloscurocasinegro» y «Siete mesas de billar francés» y, más recientemente, su gran actuación en la formidable «La isla mínima».

Y esta su primera realización es diferente a las anteriores. Absolutamente personal, al mismo tiempo que popular. «Tarde para la ira» es una historia de venganza, con un tempo narrativo absorbente, ritmo vivo y giros y sorpresas, que encajan dentro de una trama verosímil y tensa. Tanto que al abandonar la sala, al espectador le acompañan la inquietud y el desasosiego.

La ópera prima de Arévalo alcanza nivel del gran cine estadounidense reciente, pero es profundamente local. Cargando la trama de elementos como la vida en el bar típico español o la campiña segoviana como escenario, incluye asuntos que pertenecen a su intimidad, para crear el contexto de una historia de atractivo universal y muy exportable.

Con una naturalidad muy lograda, acompañan a la línea principal del argumento (la venganza), otros que lo contextualizan en nuestro presente actual, dotándolo de veracidad. Nos encontramos en barrios populares de Madrid como Usera y Entrevías, hablamos de gente corriente que frecuenta el bar como lugar de reunión. Sentimos la inseguridad económica de los personajes y la cercanía de la delincuencia en la propia familia.

La magnífica escena inicial, tan veloz como bien contada, atrapa nuestra atención para ir comprendiendo unos sucesos que son presentados de forma interesante pero nunca evidente. La catártica escena final cierra un ciclo del que uno sale ya con la sala iluminada y la sensación de haber presenciado muy buen cine. En el medio, la impresionante actuación de Antonio De la Torre, sin desmerecer al resto del elenco. Del que también destaca el camaleónico Manolo Solo, quien crea un personaje fundamental para la gran sensación final de la película.

Como la gran obra que es, «Tarde para la ira» sugiere más que afirma. Hace pensar al espectador a través de las sensaciones que éste experimenta durante su visionado. Cuestionarse acerca de la maldad, cuando los papeles de víctima y verdugo se entremezclan desordenadamente y dejan de ser puros. Cuando la cámara adopta el punto de vista del culpable, y el malo lo es con causa. De la imposibilidad de la Justicia, de la lentitud de una ley que fija castigo para quien se reinsertó por sí mismo y deja en la impunidad al resto. Una contradicción especialmente remarcada en este film de suspense, un policíaco de policía ausente.

Una trama formada por personajes masculinos y uno femenino principal, de gran atractivo. Que habla también de vidas rehechas, marginación, ausencia de piedad o empatía, castigos a destiempo y, finalmente, injusticia.

Inaki Lancelot

 
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