GUERRA DE PATENTES

La guerra de las corrientes
Director: Alfonso Gómez Rejón
Nacionalidad: EEUU
Intérpretes: Tom Holland, Michael Shannon, Nicholas Hoult, Benedict Cumberbatch
Estreno: 10/1/20 

Cuando uno evoca La guerra de las corrientes, tiempo después de haberla visto, el recuerdo más nítido es la luz del film. Y no es trivial la observación porque la tercera película de Alfonso Gómez Rejón relata la llegada a las ciudades de la iluminación artificial, gracias al desarrollo de la corriente alterna.

El director de la anterior, espléndida y personal, Me and Earl and the dying girl -cómicamente traducida en España como Yo, él y Raquel-, aborda una obra de temática más tecnológica que científica, acercándonos a las figuras de Tesla, Westinghouse y Edison, personajes fundamentales en el avance de la ingeniería de la iluminación y las comunicaciones casi un siglo y medio atrás.

Un film que se rememora oscuro. Como debía de verse todo al ponerse el sol, en el 1880 en el que nos sitúa. Enfocado en la lucha sin condiciones por adueñarse de las patentes industriales. Con el antecedente del Graham Bell, inventor en la historia oficial del teléfono, pero no en la real.

Siguiendo con el Edison que registró la bombilla incandescente (que ahora nos obligan a cambiar por halógenos de duración miserable y ya veremos los idolatrados leds), el gramófono (superado primero por CDs y ya por música en la nube) y el kinemómetro, que no pudo con el cinematógrafo inventado un año antes (1895) por los Lumière.

Un Edison que apostó por la corriente continua y libró una batalla llena de postverdad y muchas falsedades proclamadas a los cuatro vientos para perjudicar al contrario. Entre ellas, surgió la funesta silla eléctrica.

El triunfador fue Westinghouse, apoyado en la brillantez de Tesla, el ingeniero genial y perdedor de la batalla económica y por la fama. Hoy, sin embargo, reivindicado en múltiples programas educativos. Figura fundamental en el desarrollo de la corriente alterna que hoy nos alumbra.

Inaki Lancelot