InakiLancelot
  El pasado
 
MAYÚSCULA

«El pasado»

Director: Asghar Farhadi
Nacionalidad: Iraní
Intérpretes: Ali Mosaffa, Bereenice Bejo, Tahar Rahim
Estreno 16 de abril de 2014


Es muy habitual la llegada a nuestras carteleras de obras procedentes de países árabes que tratan profusamente el conflicto palestino – israelí. Afortunadamente, existen otras temáticas tratadas por el cine árabe, entre el que destaca el director iraní Asghar Farhadi. Autor de una magnífica filmografía, cuya último exponente «El pasado» es una obra mayúscula y absolutamente universal.

El cine de Farhadi no llegó a ser estrenado en España hasta la llegada en 2010 de su cuarta película, «A propósito de Elly», merced a la mención recibida en el festival de Berlin como mejor director. El filme trataba en clave de suspense y con una estructura teatral una estancia vacacional de un grupo de jóvenes iraníes. Al mismo tiempo que nos introducía en las relaciones del grupo, ilustrativas de la realidad cotidiana del país, planteaba cuestiones universales como la imposibilidad de controlar la fatalidad de hechos inesperados y azarosos.

La siguiente película de Farhadi fue un éxito a escala mundial. «Nader y Simin» obtuvo el Oscar a la mejor película no anglosajona y el Oso de oro en Berlín. Su retrato del hombre común que sufre la crisis de su matrimonio y sus dificultades para conciliar su profesión con la atención a su desvalido padre, revelaba lo mucho que nos une a los ciudadanos de países que los noticieros presentan como alejados.

«Nader y Simin» contaba también con una dosis de intriga, marca de Farhadi, a la que el espectador, inevitablemente, entregaba su atención incondicional.

Tres años después, llega a la cartelera española el sexto y excelente film del director iraní, «El pasado». En mi opinión, su obra cumbre.

El argumento está situado esta vez en Occidente. El film está rodado en francés y trata sobre inmigrantes iraníes residentes en el área de París, donde están plenamente integrados y formando parejas mixtas franco-iraníes.

El conflicto versa sobre las relaciones de pareja y los vínculos afectivos, sobre la mentira y sobre el efecto perverso de las pequeñas maldades que uno puede cometer.

La estructura dramática permite entrar a fondo en las motivaciones de unos personajes diseccionados con mimo. Su introspección nos permite entender las razones de cada uno, sus contradicciones y nos los hace reales, posibilitando incluso que comprendamos sus actos fuera de campo.

Es muy destacable la capacidad de Farhadi para transmitirnos la relación que une a dos personas sin que lo verbalicen, sólo a través de la tensión o la culpabilidad que emanan de los gestos de cada uno.

Asimismo, la obra mantiene la intriga con giros de guión que atrapan la atención del espectador, culminando un argumento muy bien armado que se cierra sin flecos, en un final catártico muy emocionante.

Como aderezo, Farhadi contrapone conductas impetuosas o de diálogo e ilustra la especial sensibilidad de un adolescente y la sinceridad y la lógica infantiles. El director iraní enfatiza cómo los niños son testigos de los actos de los adultos. Y señala que la conducta de los mayores configura la futura de los pequeños.

Inaki Lancelot

 
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