InakiLancelot
  La voz de su amo
 

CINE NEGRO ESPAÑOL

La voz de su amo
Director: Emilio Martínez Lázaro
Nacionalidad: España
Intérpretes: Eduard Fernández, Ana Otero, Silvia Abascal, Joaquim de Almeida, Imanol Arias, Joseba  Apaolaza, Miguel del Arco, Alicia Agut, Manuel de Blas, Aitor Mazo, Jon Gabella, Pepo Oliva, Paco Sagarzazu, Mikel Albizu
Estreno: 17/8/1 

El cine encontró en un momento de su historia un filón en el género negro o de gangsters. El ambiente sórdido y los personajes atormentados reflejaban a través de su derrota y contención sentimientos universales que iban mucho más allá del final feliz de otros géneros. 

En España, la filmografía de este tipo es muy poco abundante. Emilio Martínez Lázaro, brillante ganador del Oso de oro de Berlin en 1978 con su primer largo “Las palabras de Max”, se distingue por el éxito de comedias como “Amo tu cama rica”, aquel exordio de Ariadna Gil y Pere Ponce, o el díptico “El otro lado de la cama”. Entre ambas, rodó la crónica de la España interior “Carreteras secundarias” protagonizada por Antonio Resines y Maribel Verdú, y “La voz de su amo”, película negra ambientada en la provincia de Vizcaya y su capital bilbaína, en la que la corrupción afecta a todos, sin compasión especial por nadie más que quizá ese crédulo perdedor interpretado por  Eduard Fernández. 

El principal valor del film es el ritmo vertiginoso de su ágil guión. La paulatina dosificación de información impide imaginar la realidad profunda de unos hechos superficiales que como espectadores contemplamos con la misma candidez que el protagonista. Sólo la deriva final hacia una persecución típica de cine de acción (en el mal sentido del término) afea el acabado. 

Ello no impide la merecida ponderación de este relato repleto de mafiosos empresarios, mafiosos terroristas, mafiosos policías, mafiosos abogados, mafiosos todos, alejado de toda tentación documental o de escándalo. El producto queda, de esta manera, lejos de arrogarse la virtud de descubrir y denunciar hechos por todos conocidos. 

En la memoria del espectador, transcurridos los 108 minutos del metraje, queda el recuerdo de una jovencísima Silvia Abascal. Su sofocante actuación anda cerca de derretir el negativo de la película, situándonos en el meollo de la dicotomía principal que plantea la cinta. De un lado, la fidelidad al protector al que se le debe todo. Un amo del que nada se sabe. De otro, la propia pasión amorosa. De un lado, la compasión por una heroinómana (Ana Otero, en una lúcida intervención). De otro, el arrebato hacia la carne joven. Porque en “La voz de su amo” no cabe la alternativa “normal” o, si esta existe, lo convierte a uno en un desgraciado. 

La habilidad en la presentación de los personajes permite que ninguno sea de una sola pieza, bueno o malo. Así la joven audaz es al mismo tiempo fuertemente ingenua y débil. El guardaespaldas violento es compasivo y, a su modo, íntegro. El empresario es padre que ampara con unos y despiadado con otros. Sólo el policía Sacristán, interpretado por Imanol Arias, es sencillamente impersonal. Sólo los terroristas son una caricatura que sirve para dar velocidad al desarrollo de la trama. Sin duda, no era la finalidad de Martínez Lázaro ahondar en esa temática, que queda más para un film como “Yoyes”. Entre los secundarios destaca la labor de Joseba Apaolaza quien despierta el aprecio de la platea por su papel de policía honesto y asmático. 

Uno de los elementos inherentes del género policíaco es su capacidad de ilustrar los problemas personales de los protagonistas por su relación con el deterioro del entorno. El director suma a ello una continua referencia a un mundo que se mueve entre dos extremos. Uno de ellos, la referencia clásica al cine policíaco estadounidense frente a su adaptación autóctona a la España de los 80. El último, la verosimilitud de la trama frente a la vocación de estilo y estética propios. 

El ambiente decadente absorbe al espectador en su deambular junto a la pareja protagonista. Los cadáveres que quedan a los lados, los paisajes brumosos, incluso la trama, se olvidan cuando ha transcurrido el tiempo. Sobre todos ellos, en el recuerdo, queda la sensación de velocidad y la voz y desparpajo de Silvia Abascal. Actriz. 

Inaki Lancelot

 
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