InakiLancelot
  La buena vida
 

PESIMISMO REALISTA

La buena vida
Directora: Andrés Wood
Nacionalidad: Chile
Intérpretes: Aline Kuppenheim, Manuela Martelli, Eduardo Paxeco, Roberto Farias, Manuela Oyarzún
Estreno: 3/4/9 

La ciudad como lugar geométrico donde mueren los anhelos. Como sumidero de las ilusiones de sus infortunados habitantes, quienes reciben a cambio fuertes dosis de ansiedad. 

Entes en que han devenido aquellas polis que fueron cuna del desarrollo cultural y socioeconómico. Agujeros negros en constante expansión, que se apropian inmisericordes de la energía adyacente.  

Ciudades de crecimiento impulsado hacia el subsuelo, hipertrofiadas, ciegas ignorantes del sol, suplantado por neón publicitario. 

Andrés Wood realiza un film local para reflejar una preocupación universal. El director chileno se detiene en la rutina de los urbanitas de Santiago de Chile para preguntarse e interrogarnos sobre la forma de encontrar la felicidad. 

En números pasados reflejábamos un cuestionamiento similar a nuestro Estado del bienestar. Se trataba de una de las imágenes más impactantes de entre los estrenos habidos durante 2008: el llanto de una niña senegalesa recién llegada a Madrid, enfrentada al descubrimiento de la mendicidad en la España que imaginaba opulenta, Princesa de África. 

En el film chileno, aparecen mujeres embarazadas que usurpan el columpio escolar y cuarentones infantilizados que exhiben una codicia de dimensión empresarial, mientras que un artista bien dotado e idealista ha de sacrificar su talento, sometiéndose a la más férrea disciplina, para ganarse el pan. 

Seres establecidos en un mismo barrio, que se cruzan asiduamente sin llegar a conocerse. Herméticos anónimos ensimismados en preocupaciones menores, que están perdiendo la facultad de empatizar con su semejante, mientras colisionan sus personalismos.

Los valores son subvertidos. El amor, un instrumento; la fidelidad un compromiso inalcanzable. La creatividad reside en el adolescente y en el joven cuyo desarrollo taponan las “vacas sagradas”. 

El cuarto largometraje de Andrés Wood resultó vencedor en el pasado Festival de Cine Iberoamericano de Huelva y del Goya a la mejor película hispanoamericana. Los premios recibidos han facilitado su estreno en España, previsto para el próximo 3 de abril, hecho altamente infrecuente para una cinta chilena. 

El film ofrece una factura técnica de muy buen nivel, unas actuaciones creíbles y un acompañamiento musical que arropa al desarrollo del argumento. Sin caer en tremendismo alguno, sin acumulaciones de desgracias coincidentes en un solo personaje, guarda en su desenlace un poso pesimista. 

La buena vida está formada por retales arrancados a la realidad a base de sensibilidad y deseos de dejar testimonio. Provoca un pellizco de emoción. Porque es una película excelente.

Inaki Lancelot

 
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