InakiLancelot
  El secreto de sus ojos
 

DENUNCIA Y CLASICISMO 

El secreto de sus ojos
Director: Juan José Campanella
Nacionalidad: Argentina
Intérpretes: Ricardo Darín, Soledad Villamil
Estreno: Sección Oficial Zinemaldia 2009. En salas: 25/9/9

Mirada de deseo pretérito que se mantiene intenso pese al paso del tiempo, nostalgia por la iniciativa que nunca se tomó, por el riesgo nunca asumido. Dos personajes émulos de aquel Patxi Freytez de “A los que aman” de Isabel Coixet, dos amantes en silencio que no van más allá. Sentimientos contenidos en una sociedad represora que ponderaba el honor respetado en los amores imposibles, la argentina de los años setenta, tan similar en ese aspecto a la española de la época.

Ricardo Darín y Soledad Villamil se miran ante la cámara como sólo pude ser mostrado en cine. Dos actuaciones que construyen una narración fluida a base de facciones maduras y gestos elocuentes.  Cuentan con sus ojos lo que otros tienen que explicar con monólogos y voces en off, eludiendo en este film argentino un artificio cinematográfico que dañaría la veracidad de su obra.

Una historia con suspense sobre un crimen antiguo, un recuerdo que completar una vez descubierta la verdad, como en aquella “Tu nombre envenena tus sueños” con la que Pilar Miró se acercaba al crepúsculo. Un hombre que se asoma a un pasado violento que quiere comprender, como aquel Robert De Niro de la monumental “Érase una vez en América” de Sergio Leone.

Al modo de Almodóvar, el guión nos conduce hacia un punto de vista muy interesante y significativo sobre un tema de actualidad. Campanella nos revela el castigo que sufre quien no sabe perdonar, quien se toma la justicia por su mano, quien lejos de vivir del único modo posible, en permanente renovación, se autoencarcela en un perenne rencor. Monstruos que secuestran a otros seres y los convierten en su única familia, para alimentarlos como crías que nunca saldrán del nido o para engendrar hijas, futuras procreadoras de su estirpe.

De fondo la mediocridad de una sociedad encorsetada en la supervivencia como máxima aspiración. Un sistema judicial invalidado por influencias, cohechos, alegalidades y la inmensa pereza de los que construyen su día a día.

Como aciertos añadidos, la recreación por Guillermo Francella del amigo fiel alcohólico, un personaje que sale de la pantalla para ser querido por el espectador sin abandonarle ya nunca. Junto a él, una escena de comicidad prodigiosa que provoca la hilaridad general gracias a la labor de un secundario argentino, jefe de Soledad Villamil, cuyo nombre se pierde en los créditos a gran velocidad.

Juan José Campanella ha dirigido su film más clásico, con un ritmo magnífico, un guión ajustado, unas interpretaciones redondas, una factura técnica (buena fotografía, buen apoyo musical…) propia de las grandes obras. Y, sin embargo, “El secreto de sus ojos” no llega a ser magnífica. La búsqueda de clasicismo le condena en este caso, porque es una obra que recuerda a otras muy grandes de la historia del cine, sin superarlas ni encontrar un lugar propio. Muchas de ellas han sido nombradas ya en este artículo. Demasiadas.

Inaki Lancelot

 
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