InakiLancelot
  Amores locos
 

ORIENTACIÓN PSICOLÓGICA, RESOLUCIÓN CORTA

Amores locos
Directora; Beda Docampo
Nacionalidad: España
Intérpretes: Irene Visedo, Eduard Fernández, Marta Belaustegui, Marisa Paredes, Carlos Hipólito, Eva Pallarés,
Cuca Escribano
Estreno: 29/5/9 

La directora argentina Beda Ocampo presenta un relato acerca del amor en el que se oponen las visiones antitéticas de una desamparada post-adolescente idealista y de un psiquiatra desapasionado. 

Un prometedor punto de partida al que se suma un intrigante ritmo narrativo que dosifica la información sobre los protagonistas. 

La puesta en escena, elegante, y el cuidado escenario sitúan al espectador fuera de su realidad para transportarlo al lugar de la acción. El apoyo en clásicos de la pintura y en un entorno como el museo del Prado resulta sumamente seductor. 

Los secundarios, afectados todos por un apasionamiento arrebatador, aparecen bien trazados e interpretados. Entre ellos, destaca Carlos Hipólito, que destapa un humor de ironía suave, mientras compone un personaje creíble e imperecedero. Cuca Escribano arrastra con un despliegue de vibrante carnalidad y Marta Belaustegui borda en un par de tomas la esencia de un carácter contradictorio. 

La trama se interesa por el poder sanador del amor, el encantamiento que causa la belleza física, y relaciona fantasía, creatividad y locura, evitando caer en la identificación entre ellas. Una combinación realmente interesante a priori. 

Sin embargo, el argumento deriva hacia un tono de psicoanálisis algo ramplón y los acontecimientos terminan siendo explicados verbalmente en lugar de por sí mismos. Ocampo parece circular con el freno de mano echado y la amalgama de personajes enfebrecidos por la patología amorosa no emociona, quedando reducida a una resolución de tono bajo y corrección política. 

Sin llegar a lo alcanzado por Ariadna Gil en “Lágrimas negras”, Irene Visedo cumple con su enajenada figura e ilustra el silencio que la rodea, mientras Eduard Fernández aporta su gran capacidad para vestirse en papeles variopintos. Ahora bien, pese a que ambos completan por separado dos dignas actuaciones, entre ellos no se intuye la menor atracción sensual. Sin duda, la excelencia para la interpretación por parte de Eduard tiene un déficit en este aspecto. Viene a la mente el recuerdo de la primera escena que protagonizaron Cristina Brondo y su hermano en aquella “Entre las piernas” y la comparación es ciertamente odiosa. 

En el film quedan sin profundizar muchos temas sólo apuntados desde una atractiva perspectiva psicológica. Entre otras, la debilidad de carácter dentro de la pareja, la no aceptación de la enfermedad, las tendencias suicidas, la desazón de la orfandad, la candidez adolescente, la difícil aceptación de ser utilizado como cobaya de laboratorio o las consecuencias que causa un dolor no llorado. 

Una lástima. Para llegar tan cerca hubiera sido mejor apuntar menos lejos. 

Inaki Lancelot

 
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